La Orden del Cister fue fundada en 1098 cuando un grupo de monjes, dirigidos por Roberto de Moresme, abandonaron el monasterio de Molesme para fundar un nuevo monasterio en Citeaux (Císter) como reacción al poder y a la relajación que se estaba produciendo en los monasterios cluniacenses y para volver a la observancia estricta de de la primitiva regla de San Benito. El gran impulsor de la orden fue San Bernardo quien ingresa en Citeaux en 1112. Tres años después, en 1115, funda, en un lugar apartado, el monasterio de Claraval. A lo largo de su vida fundó 68 monasterios distribuidos por toda Europa. Fue uno de los hombres más influyentes de su tiempo y consejero de muchos reyes y Papas.
En sus inicios la Orden de Cister no mostró mucho interés por crear comunidades femeninas, pero en 1125 se fundó el primer monasterio femenino en Tart-L´Abbaye en la diócesis de Langres. A España las primeras monjas llegaron a Navarra, estableciéndose en Tulebras la primera comunidad de monjas blancas o cistercienses.
Al monasterio navarro le siguieron otros por tierras castellanas y el de Santa María de Gradefes en León.
El Monasterio de Gradefes fue fundado, en 1168, por Dª Teresa Pérez, viuda de García Pérez, señor de Rueda y Cea, caballero que combatió junto a Alfonso VII. Las primeras monjas llegaron procedentes de Tulebras. La construcción de la Iglesia se inició en 1177.
Se accede al monasterio por una pequeña puerta que da paso a un patio desde el que podemos contemplar los elementos estructurales básicos de la iglesia, la nave central y los ábsides. La iglesia no tiene fachada principal ya que era para uso exclusivo de las monjas.
La puerta de acceso tiene un arco apuntado, decorado con motivos en zigzag en todo su perímetro.
Se trata de un templo no muy grande, que incorpora elementos románicos y góticos en lo que se ha dado en llamar estilo de transición. Contemplando el templo se tiene la sensación que la idea inicial era construir una iglesia de mayores dimensiones, pero, probablemente, la ausencia de recursos económicos debió marcar el desarrollo posterior de la obra. Basta ver la cabecera de la iglesia y compararla con el resto para corroborar esta sensación.
La Iglesia tiene tres naves cubiertas por bóvedas de crucería y girola lo que supone una novedad para los monasterios de monjas cistercienses. En la girola existen tres capillas semicirculares rematadas por cúpulas semiesféricas, excepto la central.
Los arcos que conforman la cabecera son, los centrales de ojiva y el resto de medio punto. Sobre los cinco tramos centrales se abren ventanas de arcos de medio punto y columnillas en los laterales.
Los pilares se forman con medias columnas adosadas.
Los principios cistercienses prohibían rigurosamente el lujo en el vestido, en la vivienda y en la comida. Estos principios se trasladaron a sus edificios, al menos en un principio, respondiendo éstos a una exigencia de austeridad, sin apenas elementos ornamentales. Las Constituciones de la Orden del Cister prohibían las pinturas, las esculturas y los adornos ya que podían distraer a los monjes en sus oraciones, meditaciones y de sus obligaciones. En Gradefes podemos contemplar, no obstante, capiteles decorados, algunos con representaciones humanas, algo que, como ya hemos dicho, iba en contra de los principios cistercienses, pero que se justifica debido a que las naves se hicieron en época posterior.
Según se accede al templo, a la izquierda podemos observar, en primer lugar, incrustado en el muro, el sepulcro de D. Nicolás, capellán del monasterio y canónigo de León, que contiene su figura yacente y en el fondo, la imagen de Virgen sentada con el Niño bendiciendo, mientras ella le ofrece una manzana.
A continuación los sepulcros de los fundadores, Dª Teresa y su esposo, obra del siglo XIII
Presidiendo el altar la talla de Nuestra Señora de Gradefes, del siglo XVI.
El Monasterio ha sobrevivido a lo largo de los siglos a pesar de periodos en que las monjas abandonaron estos muros, como ocurrió en el siglo XVII y tras la Desamortización de Mendizábal y la supresión de las órdenes religiosas en el siglo XIX. Actualmente el monasterio está habitado por una comunidad de monjas cistercienses.
Si vas a visitar la Iglesia lo puedes hacer cualquier día de la semana de 9 a 21 horas, si bien, te recomiendo que aproveches las visitas guiadas que hay los sábados y domingos en horario de 10:30 a 12:30 horas y de 16:00 a 19:30 horas y así podrás contemplar el claustro y la sala capitular.
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