En
esta entrada te presentamos el Puente de Villarín, puente de origen romano, hoy
restaurado, que se encuentra sobre la calzada romana de Vegarada, que permitía
la comunicación entre la Meseta y Asturias.
La calzada
partía de Lancia cerca del Puente de Villarente, como una arteria de la calzada
reseñada como nº1 en el Itinerario de Antonino, ascendiendo más o menos
paralela al río Porma. Al llegar a Ambasaguas, donde se unen los ríos Porma y
Curueño, se dividía en dos una que seguía el trazado del río Porma y otra que
seguía el cauce del Curueño, hasta el puerto de Vegarada para desde allí
descender, ya en Asturias, por el valle del río Aller, hasta Collanzo, en donde
se uniría nuevamente con el ramal que ha ascendido por el río Porma hasta llegar
al Puerto de San Isidro.
Esta calzada fue
utilizada ampliamente por ganaderos y arrieros y se completaría con la
construcción de nuevos puentes y más modernamente con el trazado de la
carretera LE-321 que ha dejado algunos tramos de la antigua calzada romana
ocultos bajo ella.
El puente de
Villarín se encuentra en el punto kilométrico 13 de la LE-321 en el término de
Valdeteja. Allí, el paisaje está formado por unas inmensas moles de piedra
erosionadas a lo largo de los siglos por la acción del río Curueño. Sobre él se
levanto este puente para permitir el paso al Valle de Villarín del que recibe
su denominación. Se trata de un puente
de un solo ojo realizado en sillería de piedra. Está ligeramente inclinado.
Recibe, también, la denominación de “Puente Mocha” debido a que durante tiempo
careció de pretiles o defensas. Fue restaurado en el año 2002 por canteros de
la zona.
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