La
carretera LE-311 nos acerca a nuestro próximo destino, Villalfeide, cuyos
orígenes se remontan a las repoblaciones
efectuadas en los primeros siglos del reino astur-leonés.
Dejamos atrás
Matallana de Torío y al llegar a Serrillas tomamos el desvío a la
derecha. A pocos metros hacemos una parada para contemplar el puente que
pudiera ser de origen romano que se encuentra sobre el río Torio.
El puente fue
reconstruido a finales de la edad media y está demandando una pronta
restauración. Presenta tres bóvedas de diferente tamaño y apenas quedan restos
de los pretiles.
La imagen actual
del puente, medio derruido, y sustituida su función por otros más modernos
situados a escasos metros, nos permiten imaginar escenas de labriegos y mineros
circulando por él, camino de los campos de cultivo o de las numerosas minas que
se encuentran en la zona. Si nos remontamos más en el tiempo la imaginación nos
permite ver a peregrinos, recorriendo el camino, junto al arroyo Correcillas,
para visitar la ermita de San Froilán en Valdorria, o en épocas más reciente a
peregrinos que por esta ruta llegaban a Villalfeide para subir a Vegacervera y
por la collada de Villar del Puerto llegar hasta la Vid, en el río Bernesga, y
allí dirigirse a San Salvador en Oviedo o descender a León para dirigirse por
el camino francés a Santiago de Compostela.
Desde el puente
observamos el pico Polvorosa y a sus pies una pequeña iglesia que se encuentra
a mitad de camino entre el puente y Villalfeide. Se trata de la Iglesia de San
Feliz, cuyos orígenes se remontan al siglo XII. Es una iglesia románica de
transición al gótico construida en mampostería excepto en las esquinas que
utiliza sillares. Desde el exterior podemos contemplar cómo se han ido
incorporando nuevas dependencias a lo largo de los siglos. La entrada se
realiza por un atrio (construido a finales del siglo XVIII) totalmente cerrado
al que se accede por una puerta rematada con un arco de medio punto. La
iluminación del edificio se consigue a través de una serie de ventanas
circulares. No hemos tenido la oportunidad de visitar su interior, que presenta
algunos capiteles interesantes, un Cristo crucificado renacentista y unas
calaveras incrustadas en una de sus capillas.
Dejamos atrás la
iglesia y entramos en Villalfeide una pequeña localidad en la que se combinan
las construcciones tradicionales de la montaña leonesa con otras más modernas.
Sus calles rebosan tranquilidad, solo alterada por el paso de algún vehículo
que va o viene de Correcillas.
En el centro del
pueblo se encuentra una pequeña ermita de una sola nave dedicada a la Virgen
del Carmen. Tiene un pequeño campanario y un pórtico.
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