Desde la
carretera podemos observar una de las imágenes más distintivas de Sahagún.
Rodeada por uno de los arcos del desaparecido Monasterio de San Benito aparece
la torre de la Iglesia de San Tirso.
La Iglesia de
San Tirso es uno de los edificios más representativos de lo que se ha
denominado románico mudéjar. Construida en el siglo XII, se comenzó a construir
en piedra, pero, posiblemente, por el elevado coste del material y las
dificultades para su transporte desde las canteras a pie de obra se sustituyó
por ladrillo. En el ábside central podemos observar como los primeros metros
del mismo están construidos en piedra. La decoración de este ábside está basada
en una sucesión de arcos ciegos de medio punto en la parte baja y otra sucesión
de arcos de medio punto inscritos en un recuadro en la parte superior.
En los ábsides
laterales, construidos en ladrillo, la decoración es la misma, pero invertida,
arcos inscritos en rectángulos abajo y arriba arcos doblados. El ábside de la
derecha es una reconstrucción realizada a mediados del siglo XX.
Del ábside
central parte la torre rectangular, que está formada por dos cuerpos, el
inferior, macizo, y el superior, formado por tres pisos. En el primero dos
arcos germinados que comparten una columnilla de piedra. En el segundo seis
arcos que comparten columnillas de piedra y en el tercer piso una sucesión de
vanos de medio punto sin decoración.
El acceso al
templo se realiza por una galería porticada construida a finales del siglo XIX.
En el interior nos encontramos con tres naves rematadas por ábsides
semicirculares.
Dejamos San
Tirso y nos situamos frente al Monasterio de las Benedictinas de Santa Cruz,
cuyo origen se sitúa en el año 1546. El monasterio sigue habitado por una
comunidad de monjas. Del edifico destacan la Iglesia de Santa Cruz y el museo
en el que se encuentran los sepulcros de Alfonso VI y de sus esposas, Berta de
Borgoña, Constanza de Borgoña, Inés de Aquitania y Zaida o Isabel., así como,
la imagen de la Virgen de la Peregrina realizada por la escultora de origen
sevillano Luisa Roldán. El museo está abierto de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a
18:00 horas, todos los días menos lunes y domingos por la tarde.
A unos metros,
sobre un pequeño cerro nos encontramos con el santuario de la Virgen de la
Peregrina, construido en el siglo XIII, y que pertenecía a los franciscanos.
Cuenta la leyenda que un peregrino se sintió cansado y estaba decidido a acabar
la peregrinación, vio, entonces, a una peregrina de extraordinaria belleza, y
cuando quiso seguirla desapareció. Cada vez que iba a abandonar el camino la
volvía a ver, y volvía a seguir el camino.
En el siglo
XVIII, un fraile franciscano trajo de Andalucía una imagen de la Virgen Peregrina, obra de Luisa Roldán, que se conserva, en el convento de las Madres
Benedictinas.
Abandonamos
Sahagún por el puente del Canto, que mandó construir Alfonso VI en 1085 para
salvar el curso del río Cea.
Terminamos el
recorrido por Sahagún con el relato que hace el Codex Calixtinus de la leyenda
del “Prado de las Lanzas”. Nada más salir del puente, crece una frondosa
chopera, que recuerda la leyenda del “Prado de las lanzas”.
Perseguía
Carlomagno a los sarracenos, cuando los encontró junto al río Cea. Algunos
cristianos preparando sus armas para la batalla clavaron sus lanzas en tierra,
en los prados que están junto al río. Al amanecer aquellos que iban a recibir
martirio por su fe en Dios, encontraron sus lanzas adornadas con cortezas y
frondosas ramas. Maravillados las cortaron a ras de tierra y, de ellas nacieron
después los grandes bosques del lugar.
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