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sábado, 6 de octubre de 2012

Embalse de Barrios de Luna en otoño (León)

















Los meses finales del año pasado y los que llevamos de éste se han caracterizado, en lo meteorológico, por la escasez de precipitaciones. Esto ha originado que las reservas hidrológicas hayan disminuido y que el agua embalsada esté en mínimos históricos. Por esta razón, en estos días, del recién inaugurado otoño, cuando los árboles comienzan a cambiar el color de sus hojas, nos hemos trasladado hasta el pantano de Barrios de Luna, uno de los más afectados por la escasez de lluvias y por la sobreexplotación a la que se ve sometido debido a la cantidad de hectáreas que riega. La capacidad de embalse se encuentra, en estos momentos, a menos de un 10% de su volumen total


La política hidráulica de pasado siglo XX se basó en la realización de grandes obras hidráulicas encaminadas, básicamente, a aumentar la superficie de tierras de regadío y, en consecuencia, la productividad del sector agrícola, y a proporcionar recursos para el suministro eléctrico con el fin de impulsar el desarrollo económico.

En los primeros años del siglo pasado se inician las obras de los principales pantanos y tras la Guerra Civil se desarrolla una política encaminada a la construcción de nuevos embalses. Entre 1940 y 1963 se construyeron 287 embalses a lo largo de la geografía española. Esta política hidráulica ha permitido que la capacidad de embalse de muestro país haya pasado de 100 hectómetros cúbicos a finales del siglo XIX a más 53.000 hectómetros cúbicos.


Las consecuencias positivas de esta política fueron la regulación de los cauces para prevenir inundaciones, el abastecimiento de aguas a los núcleos urbanos, el  aumento de las tierras de regadío y el aumento de la producción eléctrica, y las negativas, que muchas personas tuvieron que abandonar sus tierras, casas y modo de vida para marcharse a otros lugares e iniciar una nueva vida con unas indemnizaciones exiguas.

En la provincia de León se construyeron varios embalses. De los de mayor volumen el primero en inaugurarse fue el de Barrios de Luna que se terminó en el año 1956, tras él se inaugurarían los de Bárcena (1960), Porma (1968) y Riaño (1988).


La puesta en funcionamiento del pantano de Barrios de Luna supuso la desaparición de 15 pueblos (Arévalo, Láncara de Luna, Lagüelles, Campo de Luna, Oblanca, San Pedro de Luna, Casera, Miñena, Santa Eulalia de las Manzanas, Mirantes de Luna, Mallo de Luna, El Molinón, Casasola, La Canela y Truva). La población desalojada por el pantano se estima de más de 1.500 personas, la mayoría de las cuales abandonaron la zona.

Cuando el nivel del agua baja, además de la pared desnuda de la presa y las laderas de las montañas marcadas por los diferentes niveles señalados por la acción del agua, se pueden contemplar los restos de algunos de los pueblos que quedaron inundados por el embalse. Paredes de piedra semiderruidas delimitan el contorno de lo que fueron casas y cuadras. Es fácil distinguir las calles y las carreteras que unían las diferentes localidades, e incluso todavía se conserva algunos puentes. Las fincas, muchas de ellas perfectamente delimitadas por piedras, comienzan a recobrar el color verde que antaño las cubría. 




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